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La poda de árboles no se realiza de manera uniforme. Cada tipo de árbol tiene un propio método de poda, dependiendo de la especie, los árboles tienen características específicas que determinan la frecuencia y la técnica de poda.
Los diferentes tipos de poda corresponden a las distintas especies de árboles: caducifolios, frutales, forestales, etc.
La poda de árboles en invierno es la más adecuada, ya que es la época de reposo de la mayoría de las especies.
¿Qué es la poda y por qué se practica?
La poda de formación se realiza en un árbol joven para equilibrar la arquitectura entre las raíces y las ramas.
La poda de mantenimiento es útil y permite refrescar el árbol y eliminar la madera muerta.
Poda de salvamento: este tipo de poda es necesaria para la supervivencia del árbol, por ejemplo, si está enfermo.
Poda estética: Tiene como fin dar al árbol una forma particular y bonita.
¿Poda suave o severa?
Poda severa: Se utiliza, por ejemplo, para hacer frente a un acontecimiento imprevisto, como una tormenta y debe ser limitado
Poda suave: La intervención tiene como objetivo maximizar la evolución y el crecimiento del árbol respetando las características, al tiempo que se integran las restricciones externas
Poda arquitectónica: El objetivo es favorecer los aspectos decorativos o útiles de la forma del árbol, que a menudo poco que ver con el aspecto natural, por ejemplo, la poda en un cenador en forma de bola o de cortina.
Desramar árboles
El desramado suele tener lugar cuando el tronco está en el suelo. En contra de lo que se podría pensar, cortar un árbol en caído no es algo trivial.
El peso del tronco y los esfuerzos mecánicos resultantes de la caída del árbol derribado constituyen fuerzas considerables. Las ramas concentran en el interior fuerzas potenciales que están esperando a ser liberadas.
Por ello, los profesionales en el sector desarrollan estrategias para reducir progresivamente los peligros que suponen las ramas tensas o torcidas.
La realización de las muescas recortadas suele ser el primer y más importante paso en el proceso de desramado de un árbol.
Podar un árbol en la ciudad: ¿cuándo y por qué?
Los llamados árboles “urbanos”, tienen una vida radicalmente distinta a la que tendrían si estuvieran plantados en un jardín. Será obligatorio respetar la legislación vigente y para el mantenimiento se deberá prestar una atención especial que permita una evolución y un crecimiento controlados.
El objetivo de la poda de los árboles urbanos es acompañarlos en su crecimiento y en particular, prepararlos para las limitaciones de la ciudad (atención a las infraestructuras adyacentes, presencia de bifurcaciones frágiles o ramas enfermas, etc.).
Es mejor podar cuando los árboles son todavía jóvenes, ya que los problemas que se producen más adelante pueden ser muy caros y complicados de resolver.
El mantenimiento de un árbol urbano pretende, por tanto, anticipar su desarrollo en relación con el entorno, controlando al mismo tiempo la evolución lo mejor posible.
Un tamaño adaptado a cada especie
Las diferentes técnicas para podar un árbol son elegidas según los criterios predefinidos (objetivo, tipo de árbol, entorno) y en cualquier caso, deben ser utilizadas con regularidad para garantizar una buena fructificación del árbol y evitar enfermedades.
Existen requisitos y legislación específicas relativas a la proximidad de los árboles a los vecinos o a las infraestructuras y se requiere el uso de equipos de calidad profesional para este tipo de intervenciones.
¿Cuándo no se debe podar un árbol?
Cortar una rama es como una amputación, ya que reduce la protección contra los elementos externos. La intervención sólo puede ser beneficiosa cuando es absolutamente necesario despejar el espacio de un entorno abarrotado de ramas, o cuando una restricción lleva a reducir el tamaño del árbol (seguridad de personas y edificios).
La poda también se utiliza para eliminar bifurcaciones inestables que podrían empeorar el estado del árbol. Por tanto, es conveniente elegir ante todo el lugar donde plantar un árbol, para que se desarrolle de la forma más libre posible.
Podar setos
Los setos están formados por muchos arbustos diferentes que están especialmente bien adaptados. Por ejemplo, se pueden plantar madroños, adelfas, camelias, etc. La elección de la plantación de arbustos depende del tipo de seto que se desee: de hoja perenne, rosales con flor, etc.
La poda de setos suele posponerse, pero es útil para el buen desarrollo de las plantas y siempre es aconsejable llamar a un podador profesional para el mantenimiento ocasional.
¿Cómo se recortan los setos?
Los setos están formados por varios arbustos plantados consecutivamente a la misma altura, todos ellos con dos periodos de crecimiento al año: el primero durante la primavera y el segundo al final del verano.
Por lo tanto, se aconseja podar los setos una vez a principios de marzo, y una segunda vez durante el mes de septiembre. Si se dispone de setos en flor, es mejor esperar a que termine el período de floración antes de recortarlos.
Para podar correctamente un seto, hay que tener cuidado de recortar la parte superior de los arbustos más angostos que la base. De este modo, se permite que todos los brotes de los arbustos del seto reciban suficiente luz.
¿Cuáles son los períodos de poda?
La poda se realiza durante todo el año, excepto durante la brotación (cuando aparecen las hojas) y en la bajada de savia (justo antes de que caigan).
En primavera (marzo): Los arbustos frutales de hoja perenne que producen flores en verano y frutos se podan generosamente para favorecer la floración del año siguiente. Sin embargo, esta técnica provoca la pérdida de un cierto número de frutos.
Hasta el final de la primavera: Es el momento ideal para podar los setos (laurel cerezo, rosas, cedros, etc.).
De junio a principios de agosto: se realiza la poda de especies frondosas para permitir una mejor defensa del árbol contra las heridas.
En invierno: Para evitar el desgarro de la corteza, se podan los árboles sin hojas.